Pensamiento

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lunes, 21 de septiembre de 2015

· CARIDAD, LA MAYOR DE LA VIRTUDES


La caridad, es la tercera y mayor de las virtudes Divinas enumeradas por San Pablo; “Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad”. (1 Corintios 13, 13), Esta caridad, que se define como algo divinamente infundido, es la que inclina al hombre a amar a Dios por sobre todas las cosas, y al hombre por amor a Dios, “porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (Romanos 5, 5).
La caridad habita en la voluntad humana, y en algunas ocasiones es intensamente emocional, y reacciona con frecuencia según nuestras facultades sensoriales, aún reside propiamente en la voluntad racional, hecho que no debe olvidarse pues sin ella sería una virtud imposible.

Tener caridad, es un acto de amor benévolo, es decir, es de un comportamiento que tiene buena voluntad, simpatía y comprensión hacia los demás y sin distinción de personas; "Si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; porque así acumulas lumbres sobre su cabeza,  el Señor recompensará" (Romanos 12,20).


Nos corresponde como cristianos, practicar la caridad que nos ha enseñado el Señor, en especial con los más pobres, y si no lo hacemos, ofendemos a Dios, porque el que tiene compasión del miserable honra al Creador; “Quien oprime al débil, ultraja a su Hacedor; más el que se apiada del pobre, le da gloria”. (Proverbios 14,31). Asimismo el que se burla del pobre ofende al Señor, que lo ha creado; “Quien se burla de un pobre, ultraja a su Creador” (Proverbios 17,5); por el contrario, el que practica la caridad con el pobre hace un préstamo al Señor; “Quien se apiada del débil, presta al Señor, el cual le dará su recompensa”. (Proverbios 19,17). Amar a Dios es desearle a Él todo honor y gloria y todo bien, y, en la medida de nuestras posibilidades, empeñarse en obtenerla por Él.                                                                              (Brant, 2008)


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